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En las vastas llanuras del Reino de Buenos Aires, donde se libran las batallas más decisivas del poder nacional, se empieza a sellar una alianza que podría cambiar el rumbo de la política argentina. En un escenario cada vez más dominado por la figura de Javier Milei, el Señor de la Libertad, el PRO y La Libertad Avanza negocian los últimos detalles de un pacto que mezcla estrategia, ambición y supervivencia.
La reunión se celebró en los salones reservados del Consejo Bonaerense: Cristian Ritondo, capitán de la Casa Amarilla, y Sebastián Pareja, enviado del Trono Libertario, afinan los acuerdos que permitirán al PRO asegurarse cinco lugares en la lista de diputados nacionales. La fecha clave: el 26 de octubre, cuando los pueblos libres del país acudirán a las urnas para renovar fuerzas y lealtades.
Aunque el vínculo entre las dos casas viene desde la Gran Batalla del Balotaje —cuando el PRO se alineó con los libertarios para enfrentar al antiguo régimen—, no todo fue armonía. En la Ciudadela de Buenos Aires, la alianza se resquebrajó el pasado 18 de mayo, cuando los libertarios vencieron en solitario. El León Dorado fue apartado de la lucha, y los libertarios reclamaron la capital como bastión propio.
Pero la guerra no ha terminado. Con el campo despejado en la Ciudad —donde la alianza será oficializada en las próximas horas—, los ojos vuelven a posarse sobre la vasta provincia. Ritondo y Pareja buscan ordenar las huestes, calmar a los intendentes díscolos y unificar el mensaje antes del cierre formal de alianzas de este jueves. Las elecciones provinciales del 7 de septiembre serán un primer ensayo; la batalla final llegará en octubre.
El Señor de la Libertad, desde la Casa Rosada, observa con atención. Su ejército crece, pero necesita aliados. El PRO, herido pero no vencido, encuentra en esta alianza una forma de volver al frente. Y Buenos Aires, ese territorio indómito, vuelve a ser el tablero donde se juegan los destinos de los reinos.